Débora Mayol Parodi
La extraño tanto… Toby me vas a tener
que acompañar. Tengo un plan: con la plata que tengo guardada, sí las de la
meriendas, figuritas, todas esas tonterías las ahorré y compré un pasaje. Ya soy
grande, pero no me gusta viajar solo. Como no debo comer comida chatarra para
tener los dientes sanos, guardé algunas frutas en la mochila con una botellita
de jugo. Haré caso esta vez: nada de panchos ni porquerías como dice papá. Yo
preferiría una gaseosa y esas hamburguesas doble con mucho queso, con papas
fritas y helado pero bueno… También ordené mi pieza para que no se queje como
lo hace siempre, va… desde que estamos solos vive protestando por todo.
¡Comienza nuestra
primera aventura! “Al infinito y más allá”, como dice Buzz Lightyear. No tengas
miedo, si llegamos a la estación y nadie nos detuvo seguro todo saldrá bien. Si
ya sé, que veo siempre la misma peli y no me canso. Toy Story es mi favorita,
aunque también me gusta “Mi villano favorito”. No seas celoso Toby, mejor hagamos
silencio. Por ahora pasamos desapercibidos, nadie nos mira salvo el sujeto de
la tercera fila. No me gusta cómo nos mira. Igual quizás piense que la señora
que sentó al lado es pariente nuestra, le preguntaré la hora.
—Disculpe ¿sabe a qué
hora sale este tren?
—En cinco minutos hijo.
—Siempre
acompañaba a mamá. Sabe una cosa, cuando viajaba con ella, al llegar a la
última estación nos bajábamos y me compraba una helado de dulce de leche. Uh…
¿por qué bajan todos?
—Hay que cambiar de andén. Pero… ¿y tu
madre dónde está?
—Está cuidando a la abuela.
— Comprendo, ¿estás solo?
—No con Toby, vamos a buscar a mamá.
—M… ya veo, espera que voy a preguntarle
al oficial, si sabe a qué hora viene el próximo tren.
No pasa nada, la policía
nos detuvo culpa de esa vieja metiche que nos delató. Hay que mantener la calma,
papá siempre dice: “no pasa nada, los poli son giles”. Tranquilo amigo, yo no
tengo miedo así que vos tampoco.
El oficial Castro
parece ser buena gente, me trajo una chocolatada y galletitas. Pronto vendrá
mami a buscarnos. A la comisaría traen a los delincuentes, pero también a los niños
que se escapan de su casa y viajan solos, porque no se puede. Uh, ahí viene de
nuevo el oficial…m… me parece que está aburrido por eso viene a charlar a cada
rato.
—Señor Castro: mi papá
es buena gente, desde que mamá se tuvo que ir, papá trabaja mucho. Ahora se la
pasa protestando, yo creo que también la extraña. Pero yo le tengo miedo cuando
se enoja, se pone furioso. Él trabaja en una compañía de seguros y su trabajo
es muy difícil, además la gente es muy molesta, dice. Siempre está ocupado y
piensa mucho. Me gritó cosas feas un par de veces, porque dice que le hago
muchas preguntas pero bueno no le hago caso, sé que está nervioso porque no es
fácil trabajar y cuidarme. Pero creo que se enojará mucho cuando usted lo
llame. Por favor llame mejor a mamá. Este es el teléfono de mi abuela, lo tengo
anotado en mi cuaderno y está el de mamá pero no atiende.
Ufa, estoy aburrido… no
me gusta esperar. Acá no puedo ver la tele. Pero pronto voy a poder abrazar a
mamá y a la abu también. Vale la pena esperar.
Sabes, compañero de
aventuras, que no me acuerdo que día se fue mami, había sol cuando llegué del
colegio y ella tenía golpes en cara y le dolía todo el cuerpo. Lloró mucho y me
contó que se cayó por las escaleras porque no vio un escalón. No creo que sea
verdad, pero en las cosas de los grandes no hay que meterse. Eso me dicen
siempre que discuten.
Me acuerdo que ese
último día me preparó la leche y la torta de naranjas que tanto me gusta.
Después jugamos a las adivinanzas, dibujamos y luego dormimos juntos. Papá ese
día no vino a casa. Creo que fue al día siguiente no me acuerdo, volví del cole
y papá me contó que internaron a la abuela como alguien tenía que cuidarla,
mamá tuvo que viajar. A mí me hubiese encantado acompañarla, pero se fue sola.
Papá dice que yo iba a molestar en el hospital y que no pregunte más.
Como nunca más me llamó, me escapé para
traerla de nuevo. Además, ese día se ve que se fue muy apurada, tanto que olvidó
su cartera con las tarjetas y el documento. Pero como soy un buen hijo, guardé
su documento y sus tarjetas en mi mochila.
—Tranquilo pequeño, pronto
vienen a buscarte.
Por fin se acordaron de mí. ¡Qué bueno verte
abuela! Me alegra tanto que estés mejor, así mami se vuelve con nosotros. ¿Dónde
está mami? ¿Por qué lloras? Quiero verla. ¿Por qué no vino?
Veo a la tía gritar,
diciendo cosas raras, cosas que no entiendo. Como quieren que busquen a su
hermana, si mamá estaba con ellas. ¿Qué le pasa? Nadie me dice nada, ahora todos
se calmaron, se acercan y me abrazan fuerte. La abuela me toma de la mano y nos
subimos al auto. Las veo llorar y me pongo mal. Les pregunto y me dicen que
mamá no está porque en el cielo necesitaban un ángel. ¡No, quiero escuchar! ¡No
quiero! Es mentira, las madres no mueren.
Les pregunto si papá lo sabe y dicen que no
vendrá, que tiene muchas cosas que arreglar y además está muy enfermo.
Toby, amigo mío por
favor no me dejes, todo esto es muy feo…
¡Muy bueno!
ResponderEliminarTremendo! me encantó. Solo una observación; creo que si la oración final la dejas en "Toby, amigo mio, por favor no me dejes" gana fuerza.
ResponderEliminarGracias chicas por leer y comentar.
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