miércoles, 2 de junio de 2021

LA NENA

 Érica Echilley



El segundo cuento elegidos por los miembros del TALLER 9 entre los presentados en el certamen interno del mes de mayo de 2021

Tantos pájaros en la cabeza que solo sabían volar en círculos. Ansiosos. Exacerbados. Descolocados. Solo se escuchaba el ruido intermitente de sus cabezas golpeando contra el vidrio de su sien, de sus pensamientos más profundos. Absorta, desesperanzada. El pitido de sus voces chillonas no le permitió escuchar el sonido de la bocina. Siempre distraída, ajena, alienada e incomprendida.

Esa mano donde ella no quería. Esos labios asquerosos acercándose a su boca. Esa noche en la que nadie la escuchó gritar, pidió ayuda, mientras le callaban no solo la boca también la niñez. Esa noche comenzaron los aleteos. Recuerdos en bucle.

Se acostumbró a ser la loca, la perdida, la insalvable, la histérica, la mentirosa y la psicótica. Valium, Prozac, Alplax, Clonazepan. No vaya a ser que la “nena” hable. Un psiquiatra nuevo, una consulta más. La nena que gritó esa noche abría los blísteres. Uno, dos, tres. Los fantasmas no saben de ansiolíticos, pensaba.

Recuerdos en bucle. Las fiestas, su verdugo sentado a la mesa, la risa socarrona del primo, el cuchicheo de la tía, la indiferencia de la abuela y su madre chocando las copas en sus narices. Ella inerte, sentada con la vista puesta en ese cuadro de Frida Kahlo que la miraba consolándola desde la pared. Una obra de arte era la escena de la cena, si Frida estuviera viva, la hubiera titulado “Complicidad”. Estrépitos de cristales, las copas habían viajado hacia el suelo, el mantel desapareció como un truco de magia, la comida acostada en el piso la miraba cómplice.

¿Loca, qué haces? ¿Ves que estás loca? ¿No tomaste la pastillita? ¡Loca! ¡Puta! ¡Mabel, tu hija es una reventada! Los pájaros se despertaron. Cantan. Vuelos rasantes.

Muchos dicen que aquel primero de enero no escuchó la bocina ensordecedora del maquinista. La música fuerte no solo callaba el cantar de los pájaros, también el sonido ambiente. Otros dicen que se giró y abrazo el hierro con la paz de la resignación. De pronto, un golpe seco. Silencio sepulcral. Las aves detuvieron el vuelo.

14 comentarios:

  1. Tremendo y maravilloso cuento. Felicitaciones

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  2. Impresionante Eri!! Felicitaciones

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  3. Tus palabras tienen el don de atraparme e incorporarme en el relato como si fuera otro cuadro que la contempla.

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    1. Esto es lo más lindo y poético que me han dicho, Marian. Es lo que muchas veces busco, como dijo Kelito, no te das cuenta y ya te metí de testigo en el relato. Gracias por el aguante de siempre.

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  4. Tus palabras tienen el don de atraparme e incorporarme en el relato como si fuera otro cuadro que la contempla.

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  5. Hola, Rosy. Muchas gracias por comentar =)

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