viernes, 23 de julio de 2021

SIEMPRE PRESENTE

 Javier López & Sergio Gaut vel Hartman


Me refregué los ojos, convencido de que el sueño seguía, que no me había despertado.

—¿Por qué debería ser un sueño? —Sonrió, y supe que sonreía aunque la poblada barba blanca que le cubría el rostro era una tormenta de nieve que enjaulaba el universo entero.

—Porque estás muerto. Los muertos se aparecen en los sueños, y está bien que así sea, pero cuando uno está despierto, la aparición de un amigo muerto es la prueba contundente de que estás perdiendo la razón.

—Hay más cosas en el cielo y el infierno de las que

—Muy tuyo eso —lo interrumpí—, pero no explica el punto.

Suspiró. Y el gesto, que yo conocía tan bien, me acercó otro paso a la aceptación de lo imposible.

—Sé que, después de mucho tiempo, estás a punto de escribir un cuento a dos cabezas con Javi

—¿Entonces?

—Quiero que me pongan de personaje.

—Pero tú, que has sido autor, no puedes pedirnos eso ahora. Uno no se transforma de creador en personaje así como así. Eso solo funciona con las autobiografías y los autorretratos, donde el autor es capaz de mirarse desde el otro lado.

—Pues acabas de darme la razón. Ahora me veo desde el otro lado.

La frase resonó en nuestros oídos hasta hacerlos pitar como si hubiéramos estado en el epicentro de una detonación. La mirada de cada uno se posó en la del otro, siendo conscientes por fin de la situación.

—¿Gaut? ¿Qué haces aquí? Este sueño era mío.

—No, Javi. Yo empecé a escribir “Me refregué los ojos, convencido…”

—¿Escribir? ¡Dijiste que estabas soñando!

—Eso solo fue un recurso.

—Será mejor que dejen de discutir y pongan manos a la obra. No crean en la frase manida de que dispongo de toda la eternidad. La eternidad es un engaño, tiempo muerto donde no ocurre nada. Solo los apagones nos permiten interactuar un poco, volvernos a sentir “vivos”. Y quiero leer algo interesante antes de que este termine.

—¿Apagones? —pregunté.

—Sí, amigo, apagones del generador cuántico universal. El que les hace creer que ustedes están aquí y yo no, que la realidad es lo que ven al abrir los ojos, que la humanidad lleva miles de años poblando un planeta llamado Tierra y todas esas insensateces que les han metido en la cabeza. ¡Reprográmense!

Y dicho esto, nuestro amigo cambió su barba blanca por plumas negras que empezaron a cubrirlo por completo, y echó a volar emitiendo graznidos como los de un cuervo. Sin embargo, nuestras mentes percibían en esos graznidos los secretos últimos de nuestra existencia, de todas las existencias, del universo mismo.

Por donde alcanzaba su vuelo, la realidad caía derrumbándose como una lluvia fina de papel picado de colores, que desaparecía justo antes de tocar el suelo, si es que podía llamarse suelo a ese abismo vacío que ya nada sostenía.

2 comentarios:

  1. Héctor Ranea, ahora y siempre, uno de los grandes animadores de este espacio. Gracias.

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  2. Hermoso! Cómo olvidar a Ranea, si se extraña mucho sus ocurrencias, su sentido del humor y compañerismo

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